En un entorno en constante cambio, la capacidad que tengan las empresas de realizar tareas de manera eficiente y reducir al máximo los errores es esencial para el éxito. Al recurrir a la inteligencia artificial (IA) para automatizar procesos, las compañías no solo utilizan una de las herramientas más efectivas para lograr la adaptabilidad al mercado actual, sino que emplean un aliado estratégico para impulsar e incrementar la competitividad.
“En un mundo cada vez más digitalizado y competitivo, la inteligencia artificial (IA) está redefiniendo las
industrias y marcando la pauta de la economía global de múltiples formas; es un mecanismo indispensable para las empresas que buscan mantenerse a la vanguardia en el mercado y maximizar su
productividad. Esto es una valiosa oportunidad para impulsar el crecimiento, la eficiencia y mejorar la
atención al cliente”, resaltó Dany Esteves, gerente de Práctica de Digital Solutions en GBM.
Todo proceso de transformación digital requiere de una planeación estratégica que garantice que su
implementación y resultados vayan en pro de la empresa. Según un estudio de Gartner, la empresa
consultora y de investigación de tecnologías de la información, el 79% de los líderes estratégicos sigue
una serie de pasos que promueven un proceso exitoso en la transformación digital. Entre los principales
pasos de este “mapa de ruta” se encuentran:
Evaluación de necesidades y objetivos: identificar las necesidades estratégicas, tomando en
cuenta la visión y los objetivos trazados de la empresa.
Análisis del estado actual: examinar el modelo operacional de la compañía y establecer los
puntos clave o áreas en los que se puede mejorar los procedimientos y la experiencia del cliente,
sin que genere un impacto en el modelo de negocio.
Educación y formación: educar a los colaboradores que se involucran con la inteligencia
artificial (IA) ayuda a controlar su uso, establecer una meta común y generar responsabilidad
ante su puesta en marcha.
Desarrollo de una estrategia de datos: debe ser una estrategia clara, concisa y medible.
Selección de tecnología y herramientas: precisar herramientas tecnológicas que vayan
acordes con la estrategia corporativa y que, al mismo tiempo, contenga oportunidades e
iniciativas innovadoras.
Prototipos, demos y pruebas piloto (POC): asegurar que se cuenta con el equipo de trabajo y
los suministros mínimos, validar la metodología de adopción y contar con un método de
realización claro, en el que todos los participantes se encuentren involucrados.
Desarrollo y pase a producción de las pruebas piloto: iniciar la ruta de trabajo de
transformación digital y cumplir con la estrategia planteada mediante la implementación de
habilitadores tecnológicos.
Monitoreo, evaluación y ajuste continuo: mantener una revisión periódica de los procesos
implementados para garantizar que sigue estando en consonancia con la estrategia planificada.
En el día a día, encontramos múltiples ejemplos de soluciones, en donde el uso de la IA permite que una
compañía experimente ventajas competitivas, al brindar una experiencia mejorada a sus consumidores:
los asistentes virtuales (Chatbots) permiten una atención 24/7, de manera eficiente, para la atención a
clientes; el marketing digital se utiliza para informar a los clientes por diferentes canales y redes
sociales sobre ofertas personalizadas. También podemos utilizar la automatización en los procesos
internos de diferentes áreas de la empresa, por ejemplo: en el departamento de recursos humanos para
analizar hojas de vida y poder detectar las mejores cualidades de candidatos.
“La inteligencia artificial (IA), permite ahorrar dinero al optimizar los procesos comerciales, ayuda a evitar
errores, estandariza el desarrollo de productos, mejora la experiencia del cliente con servicios
personalizados, evita incurrir en gastos excesivos y facilita la toma de decisiones a través del análisis de
grandes volúmenes de datos. La adopción de la IA no es solo una ventaja competitiva sino una
necesidad para mantenerse relevante en el mercado actual”, agregó Esteves de GBM.
