Sáb. Oct 4th, 2025
educacionRetroceso y caida

“El desarrollo impone acuerdos, porque mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y las inestabilidades económicas, tampoco habrá paz”.

Por Víctor Corcoba

La humanidad tiene que hermanarse; y, para ello, debe comenzar porque cada habitante intente superarse a sí mismo. Esto requiere de otras atmósferas menos poderosas y más poéticas, encaminadas hacia un humanismo trascendental, donde el sujeto pensante ha de ser la finalidad suprema del proceso. Al fin y al cabo, todos tenemos una misión que desplegar, con una vocación al avance y un deber único que ha de hacerse comunitario; pues, las civilizaciones nacen, crecen y mueren. De ahí, la importancia de proteger a los docentes en contextos de conflictos, garantizando su seguridad. Por desgracia, estas gentes didácticas suelen estar sobrecargadas de actividades, poco apoyadas socialmente y en número insuficiente.

Nuestros niños son la esperanza para el cambio; tengámoslo presente. Se requiere, por tanto, más entusiasmo de las instituciones. Los datos están ahí: sólo el 3%  de los niños y jóvenes en edad escolar están fuera del sistema educativo en los países de ingresos altos; en cambio, en los países de ingresos bajos, ese número asciende al 36% , lo que supone más de un tercio de todos ellos, de los cuales más de la mitad viven en África subsahariana. Estas cifras nos indican que, la solidaridad universal, aparte de ser un deber ciudadano, hemos de potenciarla mucho más, ya que es un beneficio inclusivo. De lo contrario, aparte de alterar la escala de principios y valores, suscita entre unos y otros, batallas absurdas y un materialismo sofocante, que nos deja huellas injustas de desequilibrios crecientes.

En absoluto tendremos quietud, en esta tierra que es de todos y de nadie en particular, si no procuramos subsistencia colectiva y sentido social en los andares, poniendo los instrumentos necesarios, para que cada cual pueda encontrar en ella lo que necesita. Ojalá aprendamos a llevar a buen término, un buen uso de las riquezas, viviendo en común los sueños y con el factor moral como lenguaje, concienciándonos de que nada somos individualmente y de que el trabajo une las voluntades, aproxima los hálitos y funde los corazones. Además, lo íntegro, nos insta a un progreso humano y espiritual agrupado, en donde todos tengan que dar y recibir, sin que el progreso de algunos sea un obstáculo para el auge de los demás. Salir del aislamiento a golpe de abrazo sincero, ha de ser lo nuestro.

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