Jue. Mar 28th, 2024

Ms. Luis José Samayoa Rodríguez l Abogado

Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas

Decano de la Universidad Nueva San Salvador

Actualmente se reflejan diversos temas en la palestra publica y privada. Temas relacionados a infraestructura, seguridad y justicia, salud, cambio climático, economía y riesgos en la misma, por mencionar algunos temas de interés social. Sin embargo, a lo largo de los años el tema educativo ha sido únicamente nombrado, señalado y nunca intervenido en el buen sentido para la búsqueda de consecuencias positivas y mejoras continuas de país, siendo una tarea rezagada a lo largo del tiempo en nuestra sociedad y los mandatarios de turno hasta la fecha.

La falta de estrategias y políticas publicas efectivas para abordar los desafíos que enfrenta la educación en todos los niveles, ha sido un talón de Aquiles que ha perdurado por años, siendo uno de los sectores más afectados y reflejando a la luz esa enorme deuda que se tiene con esta arista y pilar del desarrollo sostenible en un país que lo demanda urgentemente como el nuestro. Vender ideas como el emprendedurismo no tapa las cárcavas que enfrentan graduados en técnicos, carreras de grado y postgrados, va más allá de propuestas y sugerencias.

Quizá sea necesario preguntarnos: ¿Qué se gana si se invierte en la educación de El Salvador? La inversión en educación es sin duda una de las mas importantes que puede realizar un país, ya que se generan oportunidades para progresar en niveles sociales, económicos, políticos y en la mejora de la calidad de vida de la población en general. Es por ello que, abordar lo referente a la inversión en la educación en tiempos de crisis es trascendental para lograr diseñar y ejecutar políticas publicas que generen un blindaje y bases solidas para la mejora gradual en el sector educativo.

La educación tiene un impacto directo en las personas y en la sociedad. Problemas que surgen en el ámbito económico y político, por ejemplo, se originan de esas inconsistencias formativas del ser humano ante la baja o nula formación educativa que recibe. El poder de la educación es enorme, ya que es una de las bases sostenibles para que una sociedad progrese, siendo los miembros que la integran quienes lo pueden llegar a lograr, de lo contrario el panorama se vuelve poco o nada alentador.

Por consiguiente, se vuelve menester el inyectar recursos al entorno educativo para la búsqueda de la mejora en la calidad de vida, el bienestar social, una sociedad en constante aprendizaje, la mejora de aspectos políticos y económicos, además de la rentabilidad que genera a corto y en especial a largo plazo, un recurso humano preparado personal y profesionalmente para abordar los desafíos de país y solventar con hechos y acciones las dificultades que se vayan presentando a lo largo del tiempo.

Todos/as las personas tienen el derecho a recibir una educación de calidad, pero es tarea de todos los sectores sociales realizar su aporte de manera palpable y cierta. La UNESCO lo ha recalcado constantemente al afirmar que “invertir en la educación en situaciones de crisis, refuerza la resiliencia y la cohesión social entre las diversas comunidades”. Esto nos invita a ser sujetos de cambio, invirtiendo y colaborando en la mejora de la educación para poder crecer y ser sostenibles en el tiempo, como parte de la ganancia que debe de buscarse a nivel país.

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