Vie. Abr 26th, 2024

Por: Ms. Luis José Samayoa Rodríguez / Abogado y Máster en Asesoría Fiscal y Tributaria

El presente mes de junio, contempla muchas fechas relevantes: día del medio ambiente, día del padre, día del maestro, pero también contempla una fecha especial que refleja el milagro y lo bello de seguir vivos: el día de los sobrevivientes de cáncer. ¿Y quiénes son supervivientes de cáncer? A priori, son aquellos que después de una patología oncológica, están libres de la enfermedad, al menos, durante 5 años. Sin embargo, esta es una etapa que continua para este grupo de la sociedad.

Sobrevivir al cáncer no debe ser visto ni evaluado únicamente como un proceso complejo de sentirse mal o sentirse bien, tener cáncer o no tenerlo. Sobrevivir a un reto de esta envergadura es un proceso de vida continuo, de cambios y supervivencia constante, en donde muchas ocasiones la alegría de sobrevivir rebasa cualquier tipo de ansiedad, a pesar de los diversos temores e incertidumbres que una enfermedad como el cáncer generan en un ser humano y los miembros que lo acompañan en su núcleo de vida.

Estos cambios y situaciones pueden incluir a familiares y amigos que están tratando de ajustarse a lo que usted vive después del cáncer, pero que casi siempre no pueden entender lo que vive la persona que tiene esta enfermedad. Luchas constantes enfrentan los sobrevivientes, desde la escuela, el lugar de trabajo, espacios de convivencia, discriminación, ansiedad, ira, aflicción, y ahora con lo de la pandemia, espacios cerrados y distanciamientos, representando esto último un reto muchísimo mayor anímica y emocionalmente para este grupo social.

Pero: ¿Cómo podemos apoyar a quien tiene que luchar ante esta situación? Podemos hacerlo aprendiendo a respetar cada uno de los procesos y la manera en que cada persona los está viviendo, los está interpretando y la decisión que toma con su vida, con su cuerpo y con su enfermedad. El apoyo consiste en eso. Sumado a lo anterior, un proceso de estos requiere ante todo mucha inteligencia emocional, lo que significa controlar y gestionar cada una de las emociones, a validarlas. A darse el derecho de sentirlas, pero a prohibirse dejarse paralizar por esos sentimientos.

Esta etapa debe ser vivida por quienes viven y acompañan bajo un grado de optimismo independientemente el diagnóstico de la persona. Lo anterior significa el vivir el día a día, valorar cada espacio de tiempo, en donde cada segundo que pasa se vuelva motivo para celebrar. Por lo tanto, quienes somos agentes externos pero cercanos a personas que luchan contantemente y poseen esta enfermedad o la vivieron, debemos respetar las decisiones que están tomen, apoyarles en tomar acciones para buscar alternativas, más allá del cuadro clínico y panorama que se presente, aprender a sentir las emociones que fluctúan constantemente y aprender a vivir con ello, bajo la resiliencia y voluntad que permita plenitud en cada espacio de vida de los/as involucrados.

Que esta fecha conmemorativa brinde un espacio para recordar una frase que dice “Cuando el mundo te dice renuncia, la esperanza te dice que intentes una vez más”. (Dedicado a quienes viven esta enfermedad, a quienes sobrevivieron y a los/as que apoyan a este sector de la sociedad).

Me refiero a la gratitud que trae sentir lo frágil que puede ser la vida, las vueltas que da en un segundo. Hoy se tiene, mañana no se tiene, y eso hace que el cáncer sea todo lo contrario: un motivo para ver alegría en cada cosa simple de la vida, para entender el verdadero sentido de lo básico, de los recuerdos, de los momentos, más que de las cosas materiales.

Alguna vez lo escribí por ahí, el cáncer es un regalo mal empacado. 🎁 Cuando lo vas destapando, te das cuenta que eres un privilegiado, que tiene muchas cosas, pero por andar enfocándote en lo que no tienes, se te olvida agradecer por lo que sí tienes.

#Cáncer #LuisSamayoa

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