Vie. Abr 19th, 2024

El grupo de expertos Soufan Group pone en alerta en un reciente informe de la posibilidad de un nuevo estallido de violencia política durante las elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos merced a la situación de «hiperpartidismo» que atraviesa el país, en particular el alimentado por redes sociales de ultraderecha como Gab o Truth Social.

El grupo recuerda que la situación ha llegado a tal punto que responsables electorales están recibiendo clases en el caso de que tengan que escapar de un tiroteo y los futuros colegios electorales ya están instalando cristales antibalas y protección contra explosivos.

Este clima es resultado de multitud de temas de discordia entre demócratas y republicanos durante los dos primeros años de la administración Biden, como las decisiones del conservador Tribunal Supremo contra el aborto, la lucha contra la pandemia, la crisis económica derivada de la guerra de Ucrania (en especial la subida de la inflación), los procesos judiciales contra los participantes en la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio o la investigación abierta contra el expresidente Donald Trump.

En este último caso, el grupo Soufan recuerda que, poco después de que el FBI entrara en la mansión del exmandatario en Mar-a-Lago (Florida) en busca de documentos clasificados, un extremista intentó atacar la sede de la agencia federal de investigación en Cincinnati antes de morir en un tiroteo con la Policía.

«A finales de 2022, hablar de una posible guerra civil en Estados Unidos ya es una cuestión totalmente normalizada», avisa el grupo en su informe, «y quienes llaman a la calma o intentan presentar una retórica moderada han quedado marginados».

Soufan extiende el discurso inflamatorio no solo a las redes sociales sino también a responsables políticos, comenzando por el propio Trump quien, a finales de septiembre, señaló en su plataforma digital Truth Social que el líder republicano Mitch McConnell, antiguo aliado durante su estancia en la Casa Blanca, parecía tener «ganas de morir» tras alcanzar ciertos acuerdos con el presidente Biden.

EXTREMISMO CRISTIANO Y CONSPIRACIONES

El grupo explica que este discurso se está traduciendo en una guerra cultural e ideológica alimentada por la «amenaza cada vez mayor del nacionalismo cristiano», una identidad que «acoge a conspiranoicos, apocalípticos y miembros de milicias armadas» unidos por el fantasma de una segunda guerra civil en el país.

Este escudo ideológico ha impedido que las condenas a los insurrectos del Capitolio disuadan a los participantes de esta corriente, que han seguido amenazando a miembros de las fuerzas de seguridad.

«Estos teóricos de la conspiración», apunta el grupo, «junto a la gente que niega la victoria de Biden, van a intentar jugar un papel externo en estas elecciones» a través de una campaña de desinformación que «podría abrir una oportunidad para agentes extranjeros a la hora de «amplificar narrativas distorsionadas y fomentar el caos, con el consiguiente debilitamiento de la imagen de Estados Unidos en el extranjero».

Sumando todas estas circunstancias, más la amplificación que proporcionan las redes sociales a las narrativas mencionadas, existe una «preocupación» sobre la posibilidad de que Estados Unidos acabe siendo presa de una «profecía que se cumpla a sí misma»; una en la que las «predicciones más graves acaben cumpliéndose», con el efecto inmediato de un aumento de la violencia «antes, durante y después de los comicios».

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