Vie. Abr 19th, 2024
Foto: Cortesía

(Todo viene del espíritu en forma de luz, para que podamos retomar la
orientación y retornar a la mística del cuerpo, tras el cultivo de verbo
cautivado por el verso existencial
).

I.- FORJARSE Y REPARARSE

Día a día vamos forjando pasos,
que se encauzan hacia nosotros;
siempre dispuestos al sacrificio,
de transformar la dura realidad.
en un celeste manto de ternura.
Como hijos del amor, anidamos
las mejores vibraciones unidos.
Coincidamos en la metamorfosis,
de un innovador modo de vivir,
desvivido por la visión de Dios.
Lo trascendente es enmendarse,
subsanar los traspiés causados,
reintegrar momentos perdidos,
y recoger el sentido del tiempo,
como racha preciada y preciosa.

II.- AMARSE Y QUERERSE

Tan transcendental como amarse
es quererse y descubrir la pasión
por partir panes y repartir dones;
pues, tras el fermento del darse,
la unidad se crece en comunidad.
Estamos citados a encontrarnos,
a poner todo en paz y en común,
a ser un ser en coalición fraterna,
con el fin de ofrendar y ofrecer
la versión de asistir y de resistir.
Nunca es tarde para revolverse
y rebelarse como flor del afecto,
con la capacidad de seducirse
e inducirse de dulces miradas,
que acarician y curan sin poseer.

.III.- OBSERVARSE Y VERSE

Alentados por el deseo de estar,
ahondamos en nuestro interior,
respiramos profundo al obrar,
y vemos que andamos escasos
de valor, para alimentar el ser.

Precisamos del campo virtuoso
no eludir el afán contemplativo,
sentirnos bien y abrigar la calma,
que es lo que nos colma de luz,
para poder salir de las tinieblas.
No hay mejor nutriente para sí,
que aguzar los sentidos y verse,
que observarse en las certezas
de la razón, para activar sueños,
y abandonar penas propagadas.

Víctor Corcoba

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