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ElSalvador–Los migrantes permanecieron más de cuatro meses en la cárcel de máxima seguridad en El Salvador. La operación incluyó la liberación de ciudadanos estadounidenses retenidos por el gobierno de Maduro.
Este viernes, un grupo de 238 venezolanos que se encontraban recluidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador fue trasladado de regreso a Caracas.
El retorno ocurrió como parte de un acuerdo de intercambio de detenidos entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela, en el que también fueron liberados diez ciudadanos estadounidenses que permanecían encarcelados en el país sudamericano.
El proceso se desarrolló con total hermetismo por parte del gobierno salvadoreño, que no ha emitido comentarios oficiales, pese al uso de su territorio y sistema carcelario en el operativo.
Los 238 migrantes habían sido deportados desde Estados Unidos en marzo pasado, bajo la administración Trump, luego de ser acusados por supuestos vínculos con el grupo criminal Tren de Aragua, considerado organización terrorista por Washington.
Una vez en territorio salvadoreño, fueron recluidos directamente en el CECOT, una megacárcel de máxima seguridad inaugurada por el gobierno de Nayib Bukele para combatir a las pandillas. Las imágenes de su llegada, esposados, rapados y sin camisa, fueron difundidas por el Ejecutivo salvadoreño como parte de su política de mano dura.
Sin embargo, según un análisis posterior del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), solo 32 de los 238 venezolanos tenían antecedentes penales en EE.UU., en su mayoría por delitos menores y no violentos.
El intercambio fue confirmado por funcionarios estadounidenses citados por la agencia Reuters. A cambio de la liberación de los venezolanos, el gobierno de Nicolás Maduro entregó a cinco ciudadanos estadounidenses y cinco residentes permanentes, quienes ya se encuentran bajo custodia de EE.UU.
El monitoreo de vuelos de Flightradar24 reveló que dos aeronaves procedentes de Caracas aterrizaron este viernes en el aeropuerto internacional de El Salvador: un Boeing 737-401 (matrícula YV3012) y el vuelo ES4002, ambos en horarios matutinos. Se presume que uno de estos aviones fue utilizado para el traslado de los migrantes de regreso a Venezuela.
La detención de los migrantes en territorio salvadoreño formó parte de un acuerdo previo entre la administración Trump y el gobierno de Bukele. Según reportes internacionales, Estados Unidos pagó $6 millones a El Salvador para mantener bajo custodia a los deportados por al menos un año.
La operación incluyó la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, en febrero pasado. Sin embargo, la legalidad del acuerdo y la situación jurídica de los migrantes han sido cuestionadas, debido a la ausencia de procesos judiciales transparentes o información oficial sobre su estatus.
En un hecho paralelo, este mismo viernes siete niños venezolanos también fueron repatriados desde Estados Unidos a Caracas, según informaron las autoridades venezolanas. Los menores habían sido separados de sus familias durante los procesos de deportación y permanecían bajo custodia del gobierno estadounidense.
El ministro del Interior, Diosdado Cabello, y la primera dama, Cilia Flores, recibieron a los menores en el aeropuerto internacional Simón Bolívar y afirmaron que continuarán exigiendo la repatriación de otros 25 niños que aún se encuentran retenidos en EE.UU.
Horas más tarde, El presidente Nayib Bukele confirmó la entrega de los 238 venezolanos que permanecían detenidos en el CECOT, señalados por su administración de formar parte del Tren de Aragua, y a quienes atribuyó cargos graves como homicidio, robo y violación.
“Como se ofreció al régimen venezolano en abril, llevamos a cabo este intercambio a cambio de un número considerable de presos políticos que ese régimen mantuvo en sus cárceles durante años, así como todos los ciudadanos estadounidenses que tenía como rehenes”, expresó Bukele.
Según el mandatario, los ciudadanos liberados harían una breve escala en El Salvador antes de continuar su viaje de retorno a sus respectivos países.
También afirmó que la operación fue posible tras “meses de negociaciones con un régimen tiránico que se había negado a soltar a sus fichas de mayor valor”.
En un mensaje público, Bukele agradeció los esfuerzos de funcionarios estadounidenses y salvadoreños, y atribuyó el éxito de la operación a la “voluntad de Dios”. Finalizó su intervención con una frase ya habitual en sus comunicaciones: “paciencia y confianza”.