Mié. Abr 24th, 2024
Por: Ms. Luis José Samayoa Rodríguez / Abogado

Actualmente, lo urgente e importante es la inversión pública en el área de la salud, pero: ¿Qué sucede con la inversión en educación? También es urgente e importante. La pandemia ha opacado enormemente este problema que yace desde mucho tiempo atrás, sin tomar en cuenta que las consecuencias se verán en unos años y el impacto será en la calidad de nuestras vidas.

La inversión en educación ha sido siempre un talón de Aquiles en países de América Latina a lo largo del tiempo, convirtiéndose en un abanico de promesas dentro del ofertorio de políticas públicas que presentan los funcionarios de turno. La pandemia ha dejado un reflejo de la falta de recursos y preparación dentro del sistema educativo en todos los sectores de la academia, agudizando aún más la situación, lo cual debe de generar conciencia ante la inminente necesidad de un cambio a beneficio de todos los involucrados en este sector en aras de salir a flote ante las adversidades que se presentan y seguirán presentándose antes y después de la pandemia que aún nos acecha.  

La educación es un derecho inherente, fundamental y una herramienta decisiva para el desarrollo de los seres humanos y la sociedad. Es de vital importancia, para mejorar el capital humano, romper con las múltiples adversidades que se reflejan en nuestro entorno como la pobreza, desigualdades y problemáticas de carácter social en general. El programa invertir en educación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF, manifiesta que: “la inversión en niños, niñas y adolescentes debe ser una piedra angular de las políticas del gobierno nacional, la cooperación para el desarrollo, los marcos globales y las prácticas comerciales responsables”.  Por tanto, la continuidad de políticas públicas debe ser constante y real a lo largo del tiempo para percibir las mejoras en nuestra sociedad.

La pandemia ha forzado a las instituciones educativas a implementar la educación virtual de forma abrupta y sin planificación previa. Dicha situación ha ocasionado rediseñar los contenidos y mecanismos pedagógicos para continuar desarrollando la educación en los diversos sectores de la sociedad. El cambio debe generar conciencia en la importancia de buscar salidas favorables ante esta situación y reorientar recursos para dicho cometido en temas como la motivación de los estudiantes, docentes y personal educativo en general, uso adecuado de las tecnologías de la información y comunicación, conectividad, en aras de lograr una educación de calidad para todos, tal y como reza el título del objetivo para el desarrollo sostenible número cuatro y sobre el cual, dicho sea de paso, existe un compromiso como país en lograr su cumplimiento como parte de la agenda 2030 y el cumplimiento de los 17 objetivos para el desarrollo sostenible.

Inician las actividades académicas y las clases en general para la comunidad educativa. Más allá de la incertidumbre que se tiene sobre la continuidad de clases virtuales o el regreso presencial, está en manos de quienes conformamos los diversos sectores de la sociedad aportar nuestro grano de arena para buscar las mejoras necesarias. Tal y como menciono en su momento el académico Arturo Velázquez Jiménez “Una sociedad sin educación es una sociedad sin futuro”. La educación no debe continuar en segundo plano, debe ser prioridad en beneficio de todos.

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