Mié. Nov 12th, 2025

Lic. Carlos Huezo / Sociólogo

La partidocracia tradicional salvadoreña en armonía de las pandillas, acabaron con más de cien mil salvadoreños en los últimos treinta años. Entregando millones de dólares, armas y jamás olvidar que prestaron los polígonos de tiro, para que el flagelo pandilleril perfeccionara sus técnicas de como acabar con los Salvadoreños.

La inseguridad que vivimos en los tiempos de la partidocracia venía concatenada de su mejor aleada, la corrupción. Cito la frase célebre de Norbert Bilbeny «La corrupción viene de la cabeza, es decir, de la creencia que el poder corrompe siempre.»

La historia ha juzgado a ex ministros, ex asesores, ex titulares y ex alcaldes vinculados al acompañamiento de la ejecución de nuestros hermanos Salvadoreños, que sus vidas fueron arrebatadas a causas de los salvajes pandilleros en contubernio con esos pseudos políticos de arena y su hermano gemelo el partido cadáver del fmln.

Risiblemente se victimizan, buscando instalar una narrativa de «persecución política» volviéndose los cónsules de la corrupción y la sangre derramada en la ejecución del pueblo salvadoreño huyendo a diversos países.

Desde la llegada del mandatario Bukele, se iniciaron las fases del plan control territorial y dentro de la misma, la herramienta exitosa del régimen de excepción logrando en tiempo exprés dejar de ser la capital del asesinato mundial y convertirnos en el país más seguro del hemisferio occidental, superando a Canadá, que recientemente brindo sus estadísticas.

Sin duda cuánta razón para John Steinbeck recordando aquella frase icónica. «El poder no corrompe. El miedo corrompe, tal vez el miedo a perder el poder.» Sin duda eso palpamos en los gobiernos de Arena y el Fmln, no importo el Pueblo Salvadoreño, ideologías, visión de país, etc. Importo la tranza, maletines negros, repartición de cargos, compra de votos a través de las pandillas, es decir el miedo a perder el poder.

Sabiamente el Pueblo Salvadoreño, de un punta pies, rompió con esa corrupta partidocracia y se encamina para el próximo 2027 sepultarla con el voto soberano.

Gracias al mandatario Bukele, por devolvernos la identidad, la seguridad y lo más importante la esperanza. No hay nada mejor que vivir en paz y libertad.

La ruta está trazada, cuidemos este nuevo El Salvador

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