Dom. May 5th, 2024

El cachorro rescatado de las calles de Santa Ana fue adoptado por una familia tras más de un mes de convalecencia y convivir con otros perros rescatados por la autónoma. Su corazón y su espíritu juguetón ahora conquistarán a sus nuevos tutores. 

El perrito fue llamado Pimpón fue un estandarte para la misión del Instituto de Bienestar animal (IBA) pues su caso conmocionó las redes sociales oficiales de la autónoma y consternó a los equipos técnicos y veterinarios que atendieron su caso en Santa Ana. 

La imagen de un can en la calle, sin pelaje y con una piel destrozada impactó tanto a  las audiencias que su recuperación es -casi- inconcebible, tanto que muchos no creen que sea el mismo  perrito. 

La orden del presidente de la autónoma, Guillermo Hasbún, de ponerlo a salvo y la inmensa dedicación y los  cuidados especiales del equipo veterinario de la autónoma permitieron que este cachorro de  aproximadamente ocho meses lograra que su cuerpo esquelético y su dañada piel se reestablecieran y ahora sean solo un mal recuerdo. 

Luego de una convalecencia de más de un mes, el IBA logró dar en adopción a este juguetón perrito. La  familia Medina cumplió con todos los requisitos que solicita la autónoma y un sábado de agosto firmaron  papeles para llevar a casa al cariñoso Pimpón. 

La idea de acoger a un nuevo can ya había sido contemplada por la familia, luego de que una de sus mascotas  falleciera a los 18 años. El matrimonio consideró que sería una buena compañía para ellos y el otro perrito  longevo y de semblante serio que había quedado. 

“Me di cuenta de que el perrito demostraba bastante agradecimiento al personal veterinario, es un perrito  super fiel y agradecido. Ha hecho una importante conexión con mis dos hijos”, comentó Susana Medina, la  nueva tutora responsable de este can. 

Pero Pimpón no solo congenió con sus propietarios sino también con Ponyo, un cachorrito que fue regalado  a la familia un día antes de que Pimpón llegará a su nueva casa. “Han hecho una gran dupla”, reconoció  Medina.  

De acuerdo con la Gerencia Operativa y su área de adopciones, el proceso de aplicación no es engorroso,  pero sí minucioso. El objetivo no es que las personas se desanimen, sino que requieran un compromiso de  responsabilidad para tener una adopción de éxito y cerrar de la mejor forma el cruel ciclo del abandono.

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