El virtual presidente electo Donald Trump ha prometido eliminar a la ciudadanía por derecho de nacimiento tan pronto como asuma el cargo y así cumplir sus promesas de campaña con el objetivo de restringir la inmigración y redefinir lo que significa ser estadounidense.
Pero cualquier intento por ponerle fin a esta medida enfrentaría una gran cantidad de obstáculos legales.
La ciudadanía por derecho de nacimiento significa que cualquier persona nacida en Estados Unidos se convierte automáticamente en ciudadano estadounidense. Esta práctica ha estado vigente durante décadas y se aplica a los hijos nacidos en el país de padres que están sin autorización en Estados Unidos o que cuentan con visa de turista o de estudiante y planean regresar a su país de origen.
No todos los países tienen esta práctica, y Trump y sus partidarios han argumentado que se ha abusado del sistema y debería haber estándares más estrictos para obtener la ciudadanía estadounidense.
Pero otros dicen afirman que se trata de un derecho consagrado en la 14ª enmienda de la Constitución, sería extremadamente difícil de revocar y, aún si fuera posible, es una mala idea.
Durante una entrevista con el programa «Meet the Press» de NBC transmitida el domingo, Trump dijo que «sin duda alguna» tenía planeado ponerle fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento una vez que asuma el cargo.
«Vamos a ponerle fin a eso porque es ridículo», declaró.
Trump y otros opositores de esta práctica han argumentado que crea un incentivo para que las personas vengan a Estados Unidos sin autorización o sean parte del «turismo de nacimiento» , en el que mujeres embarazadas ingresan al país con el fin específico de dar a luz para que sus hijos puedan tener la ciudadanía antes de regresar a sus países de origen.
Otros han argumentado que ponerle fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento sería sumamente perjudicial para el país.
El Migration Policy Institute calculó en 2019 que alrededor de 5,5 millones de menores de 18 años vivían sin autorización legal en el país con al menos uno de sus padres, lo que representa al 7% de la población infantil de Estados Unidos. La gran mayoría de esos niños eran ciudadanos estadounidenses.
Durante la campaña de Trump a la presidencia en 2015, el grupo resaltó que el número de personas que viven sin permiso legal en el país «se dispararía» en caso de que se eliminara la ciudadanía por derecho de nacimiento, creando «una clase autoperpetuante que quedaría excluida de una pertenencia social por generaciones».
Tras la Guerra Civil, el Congreso ratificó la 14ª enmienda en julio de 1868. La disposición garantiza la ciudadanía para todos, incluidas las personas negras.
«Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos y sometidas a su jurisdicción son ciudadanos de los Estados Unidos y de los estados en que residen», indica la 14ta enmienda. «Ningún estado podrá dictar ni dar efecto a cualquier ley que limite los privilegios o inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos».
Pero, a pesar de la 14ª enmienda, no todos recibían la ciudadanía por derecho de nacimiento. Por ejemplo, no fue sino hasta 1924 que el Congreso finalmente otorgó la ciudadanía a todos los amerindios nacidos en Estados Unidos.