Tras una serie de incendios forestales, California se enfrenta a una nueva amenaza: un río atmosférico que traerá fuertes lluvias, vientos e inundaciones a partir del jueves.
Las autoridades han distribuido sacos de arena, reubicado equipos de rescate y pedido a los residentes que tengan listos sus kits de emergencia. Se han emitido advertencias de evacuación para Mandeville Canyon y otras zonas afectadas por el incendio de Palisades, el más destructivo en la historia de Los Ángeles, así como para Trabuco Canyon y áreas cercanas al incendio del Aeropuerto.
Las precipitaciones podrían alcanzar hasta 15 centímetros (6 pulgadas) en las montañas y 7,6 centímetros (3 pulgadas) en valles y zonas costeras, según Brent Bower, hidrólogo del Servicio Nacional de Meteorología. Se espera que los fuertes vientos derriben árboles, provoquen cortes de energía y afecten los vuelos.
Riesgo de inundaciones y deslaves
Las zonas afectadas por incendios enfrentan un mayor peligro de riadas de escombros, ya que la vegetación que mantenía el suelo anclado ha sido destruida. “La región necesita lluvia, pero la cantidad que caerá podría ser demasiado intensa y rápida, lo que aumentará el riesgo de deslizamientos e inundaciones repentinas”, advirtió el científico climático Daniel Swain, de la Universidad de California.
Las autoridades del condado han advertido sobre posibles cierres de carreteras y han instado a los residentes a prepararse ante órdenes de evacuación obligatoria.
Condiciones extremas en otras regiones
Mientras California se alista para la tormenta, Portland ha aplicado más de 7.500 litros (2.000 galones) de líquido anticongelante en sus calles, y Oregón e Idaho han abierto refugios de emergencia ante una severa combinación de nieve y hielo.
En la costa este de EE.UU., un sistema tormentoso ha dejado más de 37 cm (14 pulgadas) de nieve en Virginia Occidental, causando cientos de accidentes, cortes de energía y miles de vuelos cancelados.
La tormenta representa un desafío adicional para California tras los incendios recientes, poniendo a prueba la capacidad de respuesta ante desastres naturales.