Mar. Abr 30th, 2024
Después de un cambio en su empleo, Elizabeth Sanchez del centro de California mantiene una actitud positiva a pesar de los desafíos relacionados con el cambiante clima economico.

Después de un cambio en su empleo, Elizabeth Sanchez del centro de California mantiene una actitud positiva a pesar de los desafíos relacionados con el cambiante clima economico.

Elizabeth Sánchez disfrutaba de su trabajo, pero a medida que la gerencia la presionaba a trabajar cada vez más horas durante la pandemia, comenzó a sentirse atrapada.

La madre de tres hijos del centro de California disfrutó trabajando en una clínica de diálisis durante 14 años hasta que su carga laboral comenzó a afectar negativamente su vida familiar. «Recortar mis horas siempre fue un deseo mio, pero pensé que estaba fuera de mi alcance”, dijo ella. «Cuando llegó la pandemia, empecé a preocuparme si llevaría el virus a casa a mi familia. Durante ese tiempo, mucha gente estaba muriendo”.

No tardó mucho antes que Elizabeth se contagiara del COVID-19 en el trabajo. Con lágrimas en los ojos, llamó a su marido con la triste noticia. Para proteger a sus hijos,

Elizabeth se puso en cuarentena en el tráiler de viaje de la familia. Esa experiencia le ayudó a darse cuenta de lo precioso que es el tiempo que pasa con su familia y en cuan rápido puede desaparecer.

Poco después, Elizabeth decidió convertirse en uno de los casi 50 millones de americanos que el año pasado renunciaron a su empleo o se mudaron a otro durante lo que se ha denominado como “la gran renuncia”.

Mientras que para algunos la pérdida del empleo no fue opcional, muchos renunciaron en busca de mejores oportunidades. De acuerdo con una encuesta recientemente publicada por LinkedIn, la mayor preocupación fue el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, por encima del paquete salarial y los beneficios o prestaciones.

Elizabeth y su esposo Leonardo llegaron a la conclusion de que no valía la pena sacrificar lo más importante, Dios y su familia, por los ingresos de su trabajo. “Fue difícil», dijo ella. «Sabía que tenía que hacer algo». Decidió arriesgarse y renunció a su trabajo.

Mientras la entrevistaban para un nuevo trabajo en una clínica diferente, Elizabeth desde el principio explicó de manera directa sus requisitos con respecto a mantener un equilibrio sano entre el trabajo y la vida personal. La contrataron y le permitieron trabajar un horario más reducido. Esto le permite pasar más tiempo con su familia y en el ministerio voluntario de los testigos de Jehová.

Aún sin la pandemia como catalizador para reevaluar sus prioridades y metas en la vida, el énfasis que los Testigos dan a su servicio y la familia, por décadas ha llevado a muchos miembros de esa fe cristiana a tomar decisiones similares sobre el empleo y les ha dado abundante experiencia en aprender a vivir exitosamente con menos.

“Llevar una vida balanceada y simple nos protege pues nos da más tiempo y energías para las cosas espirituales”, explicó Robert Hendriks, vocero de los testigos de Jehová de Estados Unidos. “La espiritualidad tiene un impacto directo en el bienestar emocional de la persona, por eso Jesús dijo que los que reconocen sus necesidades espirituales son felices. Para vivir apegado a ese principio se necesita hacer un esfuerzo constante, a la vez que cada uno de nosotros lucha por mantener el balance en la vida”.

Elizabeth no se arrepiente de haber puesto en practica el principio bíblico de mantener una vida sencilla. El poder disponer de más tiempo para participar en su trabajo voluntario, junto a su familia, le ha dado una felicidad incalculable y los ha unido aún más.

«Puedo ver lo mucho que disfrutan, ahora que estoy en casa, en comparación a cuando mis hijos se despertaban por la mañana y yo ya me había ido a trabajar», dijo ella. «Hay más en la vida que solo trabajar. Ojalá lo hubiera hecho antes».

De igual manera, Gail Martin no lamenta haber reexaminado sus prioridades hace más de dos décadas. Dejó un empleo buenísimo, pero totalmente consumidor como analista de sistemas para poner a su familia en primer lugar.

“Puedo dar prioridad a estudiar la Biblia, a mis reuniones religiosas y servicio voluntario”, explicó Martin de Riverside, California. “También puedo pasar tres meses al año en Illinois con mi familia y ayudar a mi hermano a cuidar de mi madre”.

La clave para el éxito a largo plazo al vivir con menos, dijo ella, es reevaluar nuestro estilo de vida con regularidad. “Lo que ahora nos funciona, puede eventualmente, no funcionar”, comentó. “A veces, se tienen que hacer ajustes, es un proceso continuo”.

A menudo ella usa las ayudas gratuitas de jw.org en busca de consejo bíblico sobre “cómo manejar sus finanzas, escoger una carrera, cómo ser feliz, y lo que sea que necesite para examinar sus prioridades y valores”, comentó.

Al presente, Martin reevalúa su vida en preparación de su jubilación. Todavía no sabe qué ajustes hará para simplificar su vida aún más, pero se está aferrando a lo que la hace feliz.

“Siento que, si pones en primer lugar tus prioridades, como Dios y la familia, eso resulta mucho más satisfaciente que trabajar hasta caer muerta”, añadió.

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