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EEUU/ElSalvador–El Gobierno de Estados Unidos expresó su respaldo a la reciente reforma constitucional aprobada por la Asamblea Legislativa de El Salvador, la cual permite la reelección presidencial sin límites y modifica otros aspectos clave del sistema electoral del país.
La reforma fue ratificada el pasado viernes por el bloque oficialista en el Parlamento salvadoreño. Entre los cambios más relevantes se encuentra la ampliación del mandato presidencial de cinco a seis años, la eliminación de la segunda vuelta electoral y la habilitación explícita para que un presidente pueda buscar la reelección de forma indefinida.
Aunque el presidente Nayib Bukele no ha anunciado oficialmente su intención de competir en los comicios de 2029, la nueva legislación allana el camino para que pueda continuar en el poder más allá del actual segundo mandato, que finaliza ese mismo año.
Consultado por la agencia EFE, un portavoz del Departamento de Estado estadounidense afirmó que “la Asamblea Legislativa de El Salvador fue elegida democráticamente para promover los intereses y las políticas de sus electores. La decisión de realizar cambios constitucionales es suya. Les corresponde decidir cómo debe gobernarse su país”.
La administración de Washington también rechazó las comparaciones que vinculan el proceso salvadoreño con regímenes autoritarios en América Latina. “Rechazamos la comparación del proceso legislativo de El Salvador, basado en la democracia y constitucionalmente sólido, con regímenes dictatoriales ilegítimos en otras partes de nuestra región”, aseguró el mismo vocero.
La reforma, sin embargo, ha sido duramente criticada por organizaciones internacionales de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Ambas han advertido sobre un posible debilitamiento institucional y consideran que las modificaciones podrían facilitar una concentración excesiva de poder en el Ejecutivo.
La oposición política salvadoreña también ha manifestado su rechazo, alegando que el paquete de reformas es un intento de perpetuar a Bukele en el poder, y han señalado paralelismos con lo ocurrido en Nicaragua y Venezuela, donde mandatarios impulsaron reformas similares para mantenerse indefinidamente en el cargo.
En respuesta, Bukele defendió públicamente la legitimidad del proceso. A través de sus redes sociales, aseguró que “la mayoría de países desarrollados permiten la reelección indefinida”, mencionando a Reino Unido, España y Dinamarca como ejemplos de democracias estables que no imponen límites estrictos a la continuidad presidencial.
El presidente salvadoreño mantiene una estrecha relación con el mandatario estadounidense Donald Trump. Ambos gobiernos han coordinado políticas migratorias, incluyendo el traslado de migrantes irregulares a la prisión de máxima seguridad en El Salvador, una medida que ha generado controversia por denuncias de supuestas violaciones a derechos humanos.
Mientras tanto, la aprobación de esta reforma marca un punto de inflexión en la historia política salvadoreña y abre un nuevo capítulo sobre el futuro de la democracia en el país. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos cambios y su impacto a largo plazo.