El líder de Corea del Norte, ordenó la ejecución de al menos 30 funcionarios tras las devastadoras inundaciones que afectaron a la provincia de Chagang y la región del río Yalu.
Las fuertes lluvias y deslizamientos de tierra en este área provocaron la muerte de entre 4.000 y 5.000 personas, además de dejar a más de 15.000 desplazados.
La cadena surcoreana TV Chosun reportó que los funcionarios fueron acusados de corrupción y negligencia en la gestión de la crisis, llevando a su ejecución en masa como un castigo ejemplar.
Las zonas más afectadas incluyen la provincia de Chagang y las áreas cercanas a la frontera con China, donde el río Yalu se desbordó, causando estragos en las ciudades de Sinuiju y Uiju. Según informes del medio Daily NK, más de 4.000 edificios y 3.000 hectáreas de tierras agrícolas quedaron sumergidos bajo las aguas, dejando a miles de residentes sin hogar. Este desastre natural ha sido una de las crisis humanitarias más severas que ha enfrentado el país en los últimos años.
En respuesta a la catástrofe, Kim Jong-un convocó a una sesión de emergencia con altos funcionarios, incluidos Kang Bong-hoon, secretario del Comité Provincial del Partido en Chagang, y el Ministro de Seguridad Pública, quienes fueron removidos de sus cargos. Según declaraciones de un exdiplomático norcoreano, Lee Il-gyu, el ambiente entre los funcionarios del régimen era de extrema tensión, con muchos temiendo por sus vidas debido a la severa respuesta del dictador.
A pesar de la gravedad de la situación, Kim Jong-un rechazó cualquier oferta de ayuda internacional, una postura que ha mantenido en crisis anteriores, y ordenó que las 15.000 personas desplazadas fueran trasladadas a la capital Pyongyang, para su recuperación. Kim también desestimó las cifras reportadaspor medios surcoreanos sobre las muertes, insistiendo en que las bajas habían sido significativamente menores.