Dom. Abr 28th, 2024
Foto: AP/CHANNI ANAND

Muchos programas de atención y educación de la primera infancia siguieron funcionando durante la pandemia de COVID-19, a fin de proporcionar los cuidados necesarios. Pero para muchas familias, la pandemia significó que sus niños tenían que quedarse en casa. A medida que más programas y escuelas regresan a las clases en persona, más niños estarán fuera de la casa otra vez después de un largo intervalo. Y muchos bebés que nacieron justo antes o durante la pandemia de COVID-19 podrían haber permanecido en casa, en lugar de comenzar a asistir a un programa de atención y educación de la primera infancia1. Para estos niños y sus padres —incluidos los cuidadores que cumplen la función de padres— un programa de atención y educación de la primera infancia será una experiencia totalmente nueva.

Las transiciones pueden ser difíciles para los niños y las familias

Los niños pequeños muchas veces no se sienten cómodos con las personas desconocidas y quieren quedarse cerca de sus padres y otros cuidadores conocidos en quienes confían. Hasta que tengan edad suficiente para hablar con claridad sobre sus sentimientos, es difícil explicarles que un nuevo cuidador los va a proteger. Esto significa que lleva tiempo para que los niños se acostumbren a otras personas. Los niños en edad escolar que son sensibles o se preocupan con facilidad, o aquellos que tienen retrasos en el desarrollo, podrían necesitar más tiempo para adaptarse. Muchas veces es más fácil para los niños pequeños hacer la transición si han pasado tiempo con sus padres y la nueva persona juntos. A menudo los padres también se preocupan sobre la transición de sus hijos, y es más fácil para los padres mantener la calma y tranquilizar a sus hijos si conocen a los maestros y se sienten cómodos con ellos.

La transición en tiempos de distanciamiento físico, mascarillas y estrés adicional es todavía más difícil

Durante la pandemia de COVID-19 ha sido muy importante mantener la distancia física entre personas que no viven juntas. Los programas de atención y educación de la primera infancia y las escuelas han tenido que limitar las visitas, y cambiaron los procedimientos para dejar y recoger a los niños, a fin de limitar el contacto; los niños mayores de 2 años y los maestros han tenido que ponerse mascarillas. Las expresiones faciales se usan para ayudar a comunicar sentimientos y dar tranquilidad, por eso estar rodeados de caras con mascarillas puede incrementar la sensación de incertidumbre. Para los niños que regresan a la atención en persona, los cambios en el espacio y las rutinas podrían hacer que todo se vea y se sienta diferente. Además, los niños tal vez sepan que el riesgo de contraer COVID-19 tiene que ver con estar cerca de otras personas, y podrían preocuparse de que se van a enfermar. Por lo general, los niños son flexibles y pueden adaptarse, pero las estrategias para proteger la salud de los niños podrían dificultar más las transiciones hacia nuevas situaciones y nuevas personas. Tal vez los padres no se sientan tan cómodos con dejar que su hijo comience a asistir a un programa de atención y educación de la primera infancia, debido a que no pueden visitarlo con facilidad y tal vez conozcan menos sobre el programa y los maestros que lo que conocerían normalmente.

Además, la pandemia de COVID-19 ha aumentado el estrés, el temor y la preocupación para muchas familias. Las preocupaciones sobre la posibilidad de enfermarse, la economía familiar y el aislamiento, cómo sobrellevar la tristeza por una pérdida y tener menos ayuda externa han hecho que la crianza de los hijos sea más estresante. Muchas familias reportan un aumento en los problemas conductuales en sus hijos, entre ellos tener ansiedad y portarse mal.2 Las escuelas y los programas de atención y educación de la primera infancia pueden ayudar a los niños y las familias al promover el aprendizaje social y emocional. Hacer la transición de la casa a la escuela podría ser más difícil para los niños con problemas emocionales, del desarrollo o el comportamiento. Los maestros, padres y programas pueden ayudar a los niños al planificar la transición, establecer conexiones fuertes e iniciar nuevas rutinas. Con el apoyo adecuado, los niños se pueden adaptar a su nuevo programa, hacer nuevos amigos, aprender nuevas cosas y alcanzar su potencial.

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