El inicio de la Independencia de México en 1810 no solo fue una lucha por la libertad política, sino también un desafío constante para la salud de la población. Las condiciones de vida de la época, la falta de higiene y el conflicto armado crearon un caldo de cultivo para enfermedades y epidemias.
Enfermedades y Falta de Higiene
Las ciudades y los pueblos de la Nueva España carecían de sistemas de saneamiento adecuados. No había alcantarillado ni recolección de basura, lo que provocaba que las calles se llenaran de desechos. Esta situación, junto con el agua contaminada, facilitó la propagación de enfermedades infecciosas.
El cólera, la viruela y el sarampión eran las principales amenazas. Estas epidemias se extendían rápidamente entre la población, diezmando comunidades enteras. Los hospitales de la época, a menudo gestionados por órdenes religiosas, estaban saturados y no contaban con los recursos ni el conocimiento médico para combatir estas plagas de manera efectiva.
La Medicina de la Época
La medicina durante este período combinaba conocimientos heredados de la época prehispánica con prácticas médicas europeas. Los remedios herbales y tradicionales eran comunes, especialmente en las zonas rurales, mientras que las ciudades contaban con médicos formados en la Real y Pontificia Universidad de México. Sin embargo, la ciencia médica estaba en una etapa incipiente; la teoría de los gérmenes no se descubriría hasta décadas después, por lo que las causas de muchas enfermedades eran un misterio.
El Impacto de la Guerra
El conflicto armado empeoró la situación. Los soldados de ambos bandos, tanto insurgentes como realistas, sufrían de heridas de guerra, desnutrición y enfermedades. Los campamentos militares, a menudo insalubres, eran focos de contagio. Las amputaciones y las cirugías se realizaban sin anestesia y con instrumentos no esterilizados, lo que causaba infecciones y altas tasas de mortalidad.
El colapso de las rutas comerciales también afectó el suministro de alimentos y medicinas, haciendo que los productos básicos fueran escasos y caros.
A pesar de las adversidades, este período de la historia de México sentó las bases para el desarrollo de una salud pública nacional. La lucha por la libertad también fue una lucha por mejores condiciones de vida y, eventualmente, por un sistema de salud más moderno y accesible para todos.