Recientemente leí una nota publicada en BBC Mundo en la que hacían referencia a los altos niveles de insomnio que padecen los habitantes de Corea del Sur y el efecto que podría tener el volver a tradiciones típicas budistas como la meditación.
Las estadísticas indican que alrededor de 100 mil coreanos son adictos a las pastillas para dormir lo que convertiría la situación en una epidemia para ese país.
Continúa la nota indicando que ese no sería el único reto que enfrenta esa nación asiática: también tiene la tasa de suicidios más alta entre las naciones desarrolladas, el consumo más alto de licor fuerte y una gran cantidad de personas que toman antidepresivos.
Al parecer, el hecho de que Corea del Sur haya pasado en pocos años de ser un país pobre a una de las naciones tecnológicamente más avanzadas del mundo, ha hecho mella en la salud mental y la relación con el descanso de sus habitantes.
Una tendencia llamó especialmente mi atención tiene que ver con la creación de una aplicación en línea para meditar que busca reincorporar este hábito entre la población uniéndolo con los beneficios de la tecnología.
Si bien Corea del Sur es históricamente un país budista, los jóvenes piensan que la meditación es un pasatiempo de personas mayores, no algo que podría hacer un oficinista en Seúl. Esto ha hecho necesario volver a “importar” y “empaquetar” la meditación como una idea occidental para que los jóvenes coreanos la encontraran atractiva.
Resulta a lo menos curioso que se considere la meditación como algo “novedoso” en países como Corea en donde está tallado en su ADN desde tiempos inmemoriales, pero también es una clara señal de que el camino de la meditación es una senda que siempre nos salvará de resultados nocivos que el desarrollo económico podría tener en la preservación de nuestra salud mental.
Por cierto, esta nota la escribo desde el Heritage Madrid Hotel (perteneciente a la cadena Relais&Chateau) mientras me preparo para salir al próximo viaje de consciencia y en donde nos han atendido con esmero y calor español que agradezco con el alma.
Nos reconforta saber que culturas milenarias y budistas como Corea y Vietnam, país al que estamos a punto de viajar para vivir una nueva edición de Cala Mundos, tengan tanto que aportar y enseñarnos sobre espiritualidad, relajación y paz mental.
¡Viajar nos abre los ojos al mundo y sus infinitas posibilidades!
Por Ismael Cala