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ElSalvador–Miles de salvadoreños participaron el martes por la noche en el acto más importante de las fiestas patronales en honor al Divino Salvador del Mundo, patrono de San Salvador y de todo el país. La ceremonia religiosa, conocida popularmente como «La Bajada», se llevó a cabo frente a la Catedral Metropolitana, en el corazón del Centro Histórico capitalino, en un ambiente de paz, fervor y seguridad.
Desde primeras horas del día, la comunidad católica se congregó en diferentes templos del centro de la ciudad para participar en diversas actividades litúrgicas que preceden la celebración principal. A las 6:30 de la mañana, se celebró la última misa de la novena en la Catedral Metropolitana.

Más tarde, los fieles acompañaron la imagen del Divino Salvador en un recorrido procesional que conectó tres puntos clave: la Catedral, la iglesia El Calvario y la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús. En cada uno de estos templos se realizaron misas y oraciones que fortalecieron el espíritu devocional de los asistentes.
El recorrido vespertino inició en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, donde la imagen del Divino Salvador del Mundo fue colocada sobre un carro alegórico especialmente preparado para la ocasión. La procesión avanzó por las calles del renovado Centro Histórico, mientras los asistentes, muchos de ellos protegidos con capas por la lluvia que cayó durante la tarde, coreaban cánticos religiosos y ondeaban pañuelos blancos como muestra de fe.

Al llegar a la Plaza Gerardo Barrios, frente a la Catedral Metropolitana, se desarrolló el momento central de la jornada: el acto litúrgico de la Transfiguración. Allí, la imagen de Jesús fue elevada en un trono alto que simboliza el monte Tabor, y su vestimenta cambió de color en una representación de la manifestación de su gloria divina, tal como lo narran los evangelios.
Este pasaje bíblico recuerda cuando Jesús se mostró resplandeciente ante los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, acompañado de Moisés y Elías, anticipando su pasión, muerte y resurrección.

La ceremonia, que combina solemnidad con tradición popular, reunió a miles de creyentes que, pese al clima lluvioso, se mantuvieron firmes hasta el final del acto.
Muchos de ellos llegaron desde distintos puntos del país, como ocurre cada año, reafirmando la importancia de esta celebración no solo como un evento religioso, sino también como una expresión de identidad nacional.
La jornada transcurrió con orden y bajo un despliegue coordinado de seguridad que permitió el desarrollo fluido de todas las actividades. La presencia de cuerpos de socorro, agentes de tránsito y elementos de seguridad pública fue evidente en todo el recorrido, lo que contribuyó a mantener un ambiente de tranquilidad para los participantes.
El acto de la Transfiguración marca el momento más esperado de las fiestas patronales de San Salvador. Más allá de la liturgia, representa para muchos salvadoreños un espacio de renovación espiritual y unidad. A pesar de las dificultades cotidianas, la fe se mostró intacta y vibrante, como cada año, al pie de la Catedral.
La celebración continúa este miércoles 6 de agosto con la tradicional misa solemne en honor al Divino Salvador del Mundo, que se realiza en el atrio de la Catedral Metropolitana y que marca oficialmente el cierre del calendario religioso de las Fiestas Agostinas.