Mié. Sep 17th, 2025
educacionRetroceso y caida

TRANSFIGURADOS POR LA ESPERANZA: Somos la pulsación del verso en el verbo, el níveo tan inspirador que nos trasciende, el poema que nos reaviva el deseo contemplativo. Bajo este espíritu suplicante, nada se resiste y todo se esclarece, sólo hay que seguir las huellas de la cruz, dejadas por el Redentor y fusionarse con lo celeste, porque “este es mi Hijo, el Elegido, escuchándolo”. ¡Abramos los oídos!

I.- CORONAMOS LA MONTAÑA PARA RESPIRAR

Al despertar entono la culpa,

del vil desaliento sin aliento,

del vacío vivido sin encontrar,

de la angustia vital digérida,

pues dominan los egoísmos.

Por aquí abajo todo se vicia,

requerimos virar en redondo,

ascender al jardín del inicio,

ennoblecer el esfuerzo puro,

para allanar y armonizarnos.

Volar a la colina es un gozo,

Un desahogo al triste ahogo,

desprenderse de miserias,

pues sólo el destello místico,

sustenta el ser y nos sostiene.

II.- SUBIMOS A LAS ALTURAS PARA CAMBIAR

Mar adentro ha de germinar,

un nuevo brío que nos eleve,

desprendidos de las miserias,

y despojados del perverso,

a través de nuestro Salvador.

Jesús lo es todo en la senda,

es nuestro persistente candil,

nuestro tramo de encuentro,

nuestro universo de quietud;

déjanos remontar por Él.

La Palabra de Dios nos vive,

nos asiste y de paz nos llena,

como fuente de aire benigno,

germen de pureza recreativa,

y reconstituyente de auroras.

III.- YA EN LA CIMA; NOS ENNOBLECEMOS

Transfigurados por el hacer

Cristológico, relumbramos;

resplandecemos de espíritu,

Radiamos un diálogo íntimo,

y profundo con Dios Padre.

Orar simboliza sumergirse,

empaparse del hálito dorado,

penetrar en actitud humilde,

unirse a la voluntad divina,

para reunirse con su pasión.

Porque únicamente con Él,

hallamos verdadero amparo,

efectivo consuelo espiritual,

y segura energía de revisión,

para corregir nuestros males.

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