Sáb. Abr 27th, 2024
Ritos y tradiciones del Día de los Difuntos se conocieron en el MUNA de Noche Para conmemorar la fecha se recrearon altares en homenaje a trabajadores culturales y artistas salvadoreños. El Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA) conmemoró el Día de los Difuntos el pasado 4 de noviembre, con elementos tradicionales de la cultura popular salvadoreña.

Para conmemorar la fecha se recrearon altares en homenaje a trabajadores culturales y artistas salvadoreños.

El Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA) conmemoró el Día de los Difuntos el pasado 4 de noviembre, con elementos tradicionales de la cultura popular salvadoreña.

En esta conmemoración se instalaron tres altares decorados con platillos especiales de la temporada como frutas, ayote en miel y tamales, así como velas, flores de muerto, flores de borla, gallardetes de papel picado y retratos de artistas y trabajadores culturales fallecidos.

“Estamos perdiendo nuestras tradiciones. Este tipo de altar es de los canchules de Nahuizalco y es parte de nuestra tradición, y a veces la identificamos como mexicana, pero es nuestra”, dijo el director del MUNA, Danilo Villalta, durante el recorrido guiado que brindó.

El recorrido continúo en la Sala de Entierros Prehispánicos y la exposición “Muerte, imaginación y ritos”, donde el arqueólogo Roberto Gallardo explicó que todos los pueblos mesoamericanos creían en otra vida después de la muerte y que muchas de las piezas arqueológicas se han encontrado en entierros y representan la dualidad de la vida.

“Toda la vida de los organismos era un círculo, el día y la noche, la vida y la muerte, y eso se representaba en la cosmogonía. Todas las culturas estaban convencidas de que la vida y la muerte eran parte de un ciclo; por ejemplo, en el juego de pelota mesoamericano: el movimiento de la pelota representaba el movimiento del sol, era para garantizar que el sol continuara, que saliera al día siguiente”, detalló el arqueólogo.

Esta forma de ver el mundo se reflejaba también en otras prácticas: “Había una especie de tratado con los dioses. Nosotros entregábamos sangre a la tierra y la tierra nos daba el producto, la riqueza, y por eso eran los sacrificios humanos. Toda las culturas en Mesoamérica: aztecas, nahuas, mayas, olmecas, toltecas, practicaban los sacrificios y autosacrificios, era para garantizar el ciclo de la vida”, agregó el investigador.

Para los pueblos prehispánicos, el  destino de los fallecidos era el Tlalocan o paraíso de Tláloc, donde iban los que morían por ahogamiento, gripe o hidrocefalia, y el Mictlán, paraíso de Mictlantecutli, donde iban los que morían de muerte natural, un lugar al que para llegar era necesaria la guía de un perro, por lo cual en los entierros se ponía una figurilla de un can como ofrenda, explicó la arqueóloga Claudia Ramírez.

Con la llegada de los españoles a la región muchos de los ritos fueron cambiando, se fusionaron con el cristianismo, pero la práctica de las ofrendas perseveró. “Por eso ahora tenemos decoraciones vistosas de papel, flores enceradas, ayote en miel, son tradiciones muy coloridas”, agregó Ramírez.

Alrededor de esta tradición, el museo brindó la clase maestra “Sabores del Mictlán”, con el chef Manuel Cuerno y la arqueóloga Claudia Alfaro, quienes hablaron de los orígenes prehispánicos de buena parte de la comida que se prepara para el Día de los Difuntos, como los tamales, el ayote y el chocolate caliente.

Como parte de la clase, niñas y niños prepararon un tamal de masa colada y de masa cruda con cerdo; el público degustó además un tamal gigante de tipo “mucbi”, de origen maya, el cual está cocinado con carne de cerdo y especias como relajo, chile guajillo, tomate, chile verde y cebolla.

De igual manera, el MUNA brindó talleres temáticos para niñas y niños como el de Elaboración de Gallardetes con la técnica de papel picado, así como presentaciones artísticas de los estudiantes del Sistema de Coros y Orquestas Juveniles y del Ballet Folklórico Nacional.

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