Mié. Abr 24th, 2024
Aunque los Testigos de Jehová decidieron suspender temporalmente su ministerio de casa en casa debido a la pandemia, a finales de los años noventa esta faceta de su obra estuvo a punto de ser prohibida en un pueblo pequeño de Estados Unidos. No fue sino hasta que el Tribunal Supremo de Estados Unidos intervino con una histórica decisión de ocho votos contra uno el 17 de junio de 2002, en la que declaró inconstitucional la ordenanza local.

Al acercarse el vigésimo aniversario, los habitantes de San Bernardino reflexionan sobre el impacto que tuvo la sentencia histórica del 2002 del Tribunal Supremo

Aunque los Testigos de Jehová decidieron suspender temporalmente su ministerio de casa en casa debido a la pandemia, a finales de los años noventa esta faceta de su obra estuvo a punto de ser prohibida en un pueblo pequeño de Estados Unidos. No fue sino hasta que el Tribunal Supremo de Estados Unidos intervino con una histórica decisión de ocho votos contra uno el 17 de junio de 2002, en la que declaró inconstitucional la ordenanza local.


A medida que se acerca el vigésimo aniversario de esta decisión que sentó precedentes, algunos habitantes de San Bernardino se imaginan cómo sería su vida si uno de sus vecinos no hubiera tocado a su puerta para impartirles el mensaje que les cambiaría la vida. Los eruditos de la Constitución se maravillan del profundo impacto que ha tenido esta decisión sobre la libertad de expresión para todos, y así concuerdan con la opinión del Magistrado Antonin Scalia, quien dijo sobre el caso, “La reclamación para la libertad de expresión exonera a todos, gracias a los testigos de Jehová”.


“Todos estamos buscando un propósito en la vida, y esa visita a mi puerta me mostró el mío”, dijo Veronica Gutiérrez, residente de Chino Hills, esposa y madre de cuatro hijos. Recuerda que era una madre primeriza cansada la primera vez que los Testigos de Jehová llamaron a su puerta. “Sin eso, mi familia no estaría toda junta en este momento”, dijo Gutiérrez.


La decisión del 2002 del Tribunal Supremo en el caso Watchtower v. Village of Stratton, ratificó que la ordenanza local de Stratton (Ohio), que exigía obtener una licencia para tocar las puertas, violaba los derechos de cualquier persona que quisiera ejercer su derecho a la libertad de expresión con su vecino, incluso a los testigos de Jehová que participan en la predicación de casa en casa. El Tribunal revocó los fallos de los dos tribunales inferiores que dieron lugar a la ordenanza, y así abrió el camino para que todos los ciudadanos pudieran dialogar abiertamente con sus vecinos sobre muchos temas, incluyendo asuntos medioambientales, sociales, políticos o educativos.


“Al contemplar en retrospección las dos décadas transcurridas desde dicha decisión, se ve claramente el vasto impacto que el caso Watchtower v. Stratton ha tenido en la libertad de expresión para todos —explicó Josh McDaniel, director del Religious Freedom Clinic de la Escuela de Derecho Harvard—. Esta es apenas la más reciente de unas 50 victorias de los testigos de Jehová en el Tribunal Supremo que han contribuido a establecer y ampliar la jurisprudencia de la Primera Enmienda a lo largo del siglo pasado”.


El pueblo de Stratton se convirtió en foco de polémica en 1998, cuando el alcalde personalmente se enfrentó con cuatro testigos de Jehová que salían del pueblo en su automóvil tras haber visitado a uno de los residentes. Posteriormente, el pueblo adoptó la ordenanza municipal “Regulating Uninvited Peddling and Solicitation Upon Private Property” la cual establecía que toda persona que deseara participar en una actividad de puerta en puerta debía obtener un permiso del alcalde o exponerse al encarcelamiento.


Los testigos de Jehová consideraron esta normativa una vulneración de la libertad de expresión, de prensa y de religión. Por consiguiente, como el Ayuntamiento se negó a modificarla, interpusieron una demanda ante un tribunal federal.


“Nuestro motivo para iniciar el caso era claro: Queríamos remover cualquier obstáculo que pudiera entorpecer el cumplimiento de nuestra obligación bíblica de predicar las buenas noticias del Reino —comentó Robert Hendriks, portavoz de los testigos de Jehová en Estados Unidos—. Determinar que es un delito hablar con un vecino sin tener la aprobación del gobierno es ofensivo para muchas personas, pero especialmente para Dios que mandó a los cristianos a predicar el evangelio”.


Aunque Gutierrez mantiene un ministerio productivo escribiendo cartas, y haciendo llamadas telefónicas y visitas virtuales, espera con entusiasmo volver a tocar a las puertas. Menciona, “Cambió mi vida para bien, por lo que también puede cambiar la vida de otra persona”.


“Estamos agradecidos de que tenemos el derecho legal de participar en la predicación de puerta en puerta —afirmó Hendriks—. Anhelamos volver a visitar a nuestros vecinos en persona cuando el tiempo y las condiciones lo permitan, y sea seguro hacerlo”.


Esta es una victoria de las más de 250 fallos entre las causas que los testigos de Jehová han presentado en los tribunales superiores de todo el mundo que han ampliado los derechos de personas de todas las confesiones religiosas. “Es difícil encontrar una organización, mucho menos una organización religiosa, que haya tenido un impacto tan profundo en la formación de la jurisprudencia constitucional durante muchas décadas ante el Tribunal Supremo», dijo el profesor McDaniel de Harvard.

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