Por Licdo. Mauricio Rodríguez
Hace ya algún tiempo, escribí un artículo sobre el uso de la pólvora la cual utilizada de manera imprudente ha llevado luto y dolor a muchísimas familias salvadoreñas y en efecto di en llamarle como el presente articulo “tradiciones que matan” no obstante ello, creo ahora sí, muy importante volver a usar el mismo tema para que veamos que como país nos hace falta mucho por aprender.
Recientemente, en el contexto de las denominadas fiestas julias en honor a Señora Santa Ana y más específicamente en el contexto de una cabalgata ya muy tradicional, se hizo publico el fallecimiento de un caballo producto de varios factores como son: hacerlos recorrer las principales calles y avenidas de la ciudad de Santa Ana sobre calles asfaltadas, con elevadas temperaturas y llevando a sus jinetes muchos de ellos bastante sobrados de peso, animales sin hidratación sirviendo de espectáculo y diversión, mientras ellos sufren, lo que conocemos en el contexto de la ley Especial de Protección y Bienestar Animal y que en su Considerando II establece: “Que, con la finalidad de fomentar el respeto, la protección y la defensa de los animales, es necesario incorporar principios en nuestra legislación, para generar condiciones de protección y bienestar de estos, contribuyendo a que la sociedad salvadoreña adquiera una conciencia libre de violencia hacia los animales” en consecuencia, lo que esta normativa busca es educar a nuestra población y generar empatía hacia los animales como seres vivos, lo cual al parecer no existe entre algunos de estos participantes quienes no tienen conciencia de que el animal también requiere cuidos; me alegró y aplaudí cuando el Presidente de la República anunció el 25 de mayo de 2022, según legislación emitida por la Asamblea Legislativa el cierre definitivo del “zoológico nacional” para darle una vida de calidad a las especies allí resguardadas contribuyendo con ello en primer lugar a dar cumplimiento a una de sus promesas de campaña y segundo demostrando como presidente un alto sentido de respeto por nuestra flora y fauna, obviamente, hay mucho camino por recorrer y creo en esa lucha le vamos a acompañar como pueblo salvadoreño.
Volviendo al punto en especifico de la cabalgata de Santa Ana, me parece que es una tradición que debería de prohibirse o modificarse tomando en cuenta de que estas especies (los caballos) su entorno, su ambiente no son las calles asfaltadas y sobre todo con las altas temperaturas que producto del cambio climático experimentamos, a parte el horario cuando la temperatura es mas elevada, la poca o nula hidratación y se dice de algunos jinetes que dieron a sus caballos bebidas de las cuales ellos degustaban ( cervezas) lo cual según médicos veterinarios es altamente nocivo para esta y cualquier otra especie, de igual manera debería de prohibirse que los equinos sean utilizados en playas y en pueblos para diversión de los visitantes, estoy plenamente consciente de los arteros y quizá hasta rabiosos ataques de lo que podría ser objeto de quienes consideran una tradición y hasta un deporte, pero es que como sociólogo no puedo callar mi voz ante una tradición que mata seres vivos, en este caso caballos, a parte de los desordenes que se suscitaron durante su recorrido, vaya entonces el llamado al señor alcalde municipal a pensar en otras alternativas que estoy consciente de que las hay, pero esa cabalgata créame no es buena decisión para mantener un status quo en el ámbito político, no dudo que el señor Presidente de la Republica tomara cartas en el asunto pues no dudamos de su carácter humanista y de empatía ya demostrada, comparto un pensamiento de Mahatma Gandhi “ La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados”.
Cabalgata de Santa Ana, una tradición que mata