Vie. Abr 19th, 2024
Foto: Cortesía
Por: Dra. Margarita Mendoza Burgos

Generalmente se tiende a vincular el maltrato a una persona -o incluso a un animal- a la acción de violencia física o psicológica. Sin embargo hay otro tipo de maltrato, quizás más silencioso pero igualmente cruel, que es la negligencia afectiva a la que son sometidas algunos seres humanos. Es, en otras palabras, cuando  a una persona -niños o gente de la tercera edad son los casos más comunes- es ignorada por sus figuras de autoridad. Se puede dar también en animales domésticos. No se le da cariño, afecto, juego ni conversación, aislándolo por completo del resto. Es como vivir preso y recibir solo alimentos, lo básico, pero ninguna muestra de afectividad.

Se trata de casos muy complejos y no es fácil de detectar ya que no se observarán señales de maltrato físico ni podrán exponerse razones de maltrato psicológico. Solo existe la ignorancia del que la padece y la sensación de frío en el cuerpo, corazón y mente. Estas víctimas de la negligencia afectiva salen al mundo con una extrema necesidad  de ser aceptados y pueden sobrepasar los límites de la confianza, ya sea corporal o en sus expresiones de aprecio hacia la gente. Es la muestra más significativa del deseo tremendo y poco logrado de aceptación y cariño. La gente suele reaccionar generalmente con rechazo, por lo cual pueden recurrir al aislamiento voluntario para no sufrir ese tipo de desengaños.

Este tipo de segregación puede tener, dependiendo de la personalidad del afectado, consecuencias letales, ya que puede provocar el deseo de morir. Con la autoestima tan baja, de repente puede sentir que no tiene sentido vivir en un mundo frío y ajeno donde no le hacen sentir valioso a través de muestras de cariño y afectos corporales. No por nada el aislamiento emocional es usado como método de tortura; poco a poco se va minando la personalidad de la víctima. La falta de evidencias físicas hace que la negligencia afectiva pase inadvertida en la mayoría de los casos, por lo tanto es complicado tratarlo y mucho más todavía denunciarlo. Hay muchos casos que se han dado dentro de familias famosas y que solo se han conocido mucho tiempo después. 

Un caso conocido es el de Winston Churchill, célebre primer ministro británico, en cuya última biografía, obra de Andrew Roberts, se le describe como un ser complejo que sufrió de abandono de niño. “Sus padres eran profundamente egoístas y prácticamente lo abandonaron al cuidado de otros, eso le marcó… Es un espectáculo muy triste ver a un niño tan sensible dejado por sus padres. Muy pocas veces fueron a verlo en sus años escolares, prácticamente solo una vez en que estaba al borde de la muerte por enfermedad”, agrega el autor. 

También en forma de libro, y ya tarde para remediarlo, llegaron las confesiones de Cayetano Martínez de Irujo, el hijo de la condesa de Alba. En su caso, además, hubo maltrato físico por parte de las dos niñeras que le habían asignado su cuidado cuando era niño. Pero lo que él más recuerda es su aislamiento: “hasta los 14 años no me dejaban ni elegir la ropa que me iba a poner…”, denunció.

Como se puede ver, el maltrato tiene muchas formas. La negligencia afectiva quizás sea la más silenciosa de todas, pero no por eso es la menos importante.

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