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ElSalvador–Olocuilta volvió a ser el epicentro del sabor salvadoreño este fin de semana con la celebración del Festival Nacional de la Pupusa 2025, una jornada que reunió a miles de visitantes entre música, tradición y el inconfundible aroma de la pupusa recién hecha.
El evento, realizado este domingo 9 de noviembre, incluyó la preparación de la pupusa más grande de Centroamérica, un símbolo de orgullo para los habitantes del distrito de La Paz Oeste.

Desde primeras horas de la mañana, el parque central de Olocuilta se llenó de actividad. Familias enteras, turistas nacionales y extranjeros se congregaron para participar en las distintas competencias que dieron inicio a la festividad, entre ellas, el tradicional concurso de la pupusera más rápida y el popular Comelón de Pupusas, dos de los momentos más esperados por el público.
En la competencia de rapidez, nueve participantes demostraron su destreza frente al comal, elaborando pupusas en tiempo récord mientras eran animadas por los aplausos del público. Karen Funes resultó ganadora del certamen al preparar diez pupusas revueltas en apenas dos minutos, superando a sus contrincantes Jaqueline Ramírez e Ingrid Martínez.
Más tarde, el turno fue para los comelones, diez concursantes aceptaron el reto de comer la mayor cantidad posible de pupusas en menos de diez minutos. El ganador fue Elvis Sigüenza, originario de Soyapango, quien logró devorar 17 pupusas y se llevó el título de Comelón de Pupusas 2025. “He participado varias veces y siempre regreso por la alegría que genera este evento”, comentó entre risas mientras recibía su premio de $150.
La atención del público se centró por la tarde en la elaboración de la pupusa más grande de Centroamérica, una tradición que Olocuilta mantiene año tras año como parte del homenaje al platillo nacional.
Para su preparación se utilizaron más de 500 libras de harina de arroz, 300 de queso, 100 de frijol y 100 de chicharrón. La masa, colocada sobre una estructura metálica de gran tamaño, fue cocinada con la ayuda de una grúa y un horno alimentado con 20 sacos de carbón.

La pupusa, de 5.5 metros de diámetro, fue elaborada por un equipo de 60 personas entre pupuseras y colaboradores, bajo la coordinación de Óscar Pérez, representante de la Asociación de Comerciantes de Pupusas.

“Esto representa el esfuerzo de nuestra gente y el amor que tenemos por nuestras tradiciones. Esperamos que alcance para más de 3,000 porciones”, explicó Pérez durante la cocción del platillo gigante.
A eso de las cinco de la tarde, la gigantesca pupusa fue servida al público. Largas filas se formaron en la explanada principal para degustar un trozo acompañado de curtido y salsa, mientras las cámaras registraban el momento. Visitantes y locales coincidieron en que la actividad se ha convertido en una tradición que refuerza la identidad cultural de Olocuilta y del país.
El festival también destacó por la variedad de sabores ofrecidos por las pupuserías locales, que presentaron combinaciones exóticas como Mar y Tierra, Cuatro Quesos, Levanta Muerto y Vegetales. Cada una atrajo la curiosidad de los visitantes, que recorrían los puestos en busca de nuevas experiencias gastronómicas.
Durante toda la jornada, el ambiente se mantuvo animado con música en vivo, bailes folclóricos y presentaciones artísticas. Entre los grupos invitados estuvieron la Orquesta de Centros Penales, el Ballet Nacional de El Salvador y varios artistas locales, que pusieron ritmo y color a la celebración.
El alcalde de Olocuilta destacó que esta edición del festival superó las expectativas en asistencia y participación, consolidando al municipio como la capital de la pupusa. “Este evento demuestra que nuestras tradiciones siguen vivas y que la gente las celebra con entusiasmo año tras año”, expresó durante el cierre.

Cuando cayó la noche, el aire seguía impregnado del olor a masa y carbón, acompañado de risas y música. Así concluyó una jornada marcada por la alegría, la convivencia y el orgullo nacional, en la que Olocuilta reafirmó su título como la cuna de la pupusa y el corazón del sabor salvadoreño.
