Sáb. Abr 20th, 2024
Foto: Sabrina Eickhoff en Pixabay

Por Dra. Margarita Burgos

Se estima que un 3% de la población infantil padece algún tipo de depresión, porcentaje que puede alcanzar el 7% entre los adolescentes. Estas cifras, contundente desde los números, deja claro que es un problema que se necesita abordar. 

Esto es debido a que muchos niños se exponen al maltrato, a la extrema pobreza, a problemas de aprendizaje, a negligencia parental e incluso a la ausencia de padres estables. Además siempre están bombardeados de noticias  Si bien antes no eran tan común, actualmente y con esta  incursión mediática, el alcance cada vez es mayor o sea están mas proclives a padecerla 

Hasta la adolescencia, es más frecuente que afecte a niños varones. Sin embargo, a partir de la adolescencia afecta más a las mujeres

Los síntomas son fáciles de detectar, pero diagnosticarla puede ser difícil debido a que puede que esos síntomas también son típicos de otros trastornos, como la ansiedad o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

En los niños en edad preescolar, se muestran irritables y con llanto frecuente. En aquellos en edad escolar, se advierte la tristeza, los sentimientos de culpa, la apatía, las quejas somáticas, además de dolor de panza y de cabeza. También es probable que tenga dificultad para concentrarse y problemas para conciliar el sueño. 

En la etapa de adolescencia, además de algunos de esos rasgos también puede haber problemas de conducta, ideas suicidas y cierta agresividad, sobre todo si se combina con consumo de alcohol y drogas. 

Lo más recomendable es, ante el menor indicio, tratar de prevenir o intentar que no avance. Esto puede darse si los componentes del hogar están lo suficientemente sanos y logran percibir que algo no va bien. Pero desgraciadamente no siempre es asi en Salud Mental 

El tratamiento depende de la edad, de la gravedad de la afección y de las circunstancias de las mismas. Por ejemplo, un niño recién nacido que está en incubadora requerirá acercamiento y las caricias maternas. Si alguien tiene problemas de aprendizaje, lo ideal es abordar el tema haciéndole ver que no es culpa de ellos y ayudarles dentro de lo posible 

Ante cualquier sospecha de depresión infantil se recomienda acudir al pediatra de confianza, que posteriormente derivará a un especialista de salud mental. El abordaje del tema debe ser global y puede requerir una terapia conjugada con  medidas farmacológicas  y con un tratamiento que ayude al niño a gestionar sus emociones  a resolver conflictos y sus problemas de aprendizaje . Algo es seguro: en el proceso debe involucrarse no solo el niño sino todo su entorno familiar. 

Ignorar casos de depresión infantil, pensando que el tiempo lo cura todo, puede ser una mala idea. Trastornos que no han sido tratados adecuadamente, pueden pasar por una etapa de latencia y luego reaparecer con más fuerza y peores síntomas.

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