Vie. Abr 26th, 2024

La primavera significa más horas de luz y, por lo tanto, movilización de hormonas que favorecen el estado de ánimo.

Aunque pueda parecer paradójico, esta mejoría meteorológica imprime una huella negativa en algunas personas, en las que provoca cansancio, tristeza y falta de energía: es la conocida como astenia primaveral, no se trata de una enfermedad, es una adaptación del cuerpo a los cambios de temperatura y humedad. Este trastorno también ocurre en otoño, y se le llama depresión postvacacional. La causa puede ser nuestro reloj circadiano, que necesita un tiempo para adaptarse a los cambios de luz. En estas fechas se alargan los días, se adelanta la hora y nos acostamos más tarde. Esto produce síntomas como tristeza, irritabilidad, falta de concentración, menos apetito, menor deseo sexual, pero únicamente por unos días, el tiempo que toma el cuerpo para adaptarse a la nueva circunstancia.

No hay que «demonizar» al sol porque la vitamina D, tiene efectos positivos en el sistema inmunológico. También en la primavera se produce vasodilatación reduciendo la presión arterial y se liberan endorfinas actuando en el humor de las personas. Sin embargo, hay que tener cuidado con esta estación, que es cuando empiezan las primeras exposiciones al sol sin protegernos adecuadamente de la radiación. «La erupción solar polimorfa o erupción lumínica afecta sobre todo a mujeres jóvenes y aparece con la primera exposición al sol. Puede presentarse en forma de erupción, granitos, ampollas o lesiones más grandes. Aparece sobre todo en la zona del escote, los antebrazos, brazos y también la cara. En días de mucho sol y países de largos inviernos, la gente se sienta en la terraza y se puede llegar a quemar.

Ésta, además, es la época en la que la mayoría de la plantas empiezan el proceso de polinización, en consecuencia aumentan las alergias.

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