Jue. Mar 28th, 2024

Por Jon Ponder

Jon Ponder es un ladrón de bancos condenado en tres ocasiones que pasó cinco años en
prisión. Después de ser puesto en libertad en 2009, fundó el programa «Hope for Prisoners»
(“Esperanza para los Prisioneros”) en Nevada, el cual ayuda a los exprisioneros a
reintegrarse con éxito a la sociedad. Debido a la labor vital que ofrece a la comunidad, su
estado penal actual es «Indultado».

En algunos círculos, se me considera «con poca educación». Por eso, como responsable de todos los aspectos de un programa de reforma penitenciaria, dada mi trayectoria no tradicional hacia el cargo, tengo curiosidad por saber cómo estamos haciendo nuestro trabajo, en la opinión de los expertos. Como parte de mi trabajo, recibo muchas investigaciones. La que me atrajo fue la de la Corporación RAND, una institución de investigación reconocida. Al revisar algunos de sus principales hallazgos, esto es lo que
aprendí.


El estudio de RAND sobre el programa Career Training Partnership (CTP) de Sacramento Probation Department (Departamento de Libertad Condicional de Sacramento) sugiere que la contratación de exdelincuentes procedentes de programas de formación profesional,
como el nuestro, puede ahorrar tiempo y recursos a los empleadores, ya que no tienen que
invertir en capacitación e investigación. Estoy de acuerdo. Tenemos éxito en la contratación
de exdelincuentes porque se preparan en función de las necesidades específicas de los
empleadores, como la construcción y manejar camiones.


De hecho, con base en nuestra experiencia, los empleadores no están «renuentes» a contratar a exconvictos. Sin embargo, no están dispuestos a contratar «proyectos», por lo que es importante que los exdelincuentes reciban una formación, la cual la mayoría no tiene, ni vocacional ni profesional. Nuestros exdelincuentes reciben capacitación para estar listos para empezar a trabajar. Esto coincide con los hallazgos de RAND, según los cuales los empleadores que contrataron a participantes de CTP generalmente tienen menos dudas sobre la preparación laboral de quienes están a prueba.


Un estudio relacionado de RAND señala que la mayoría de los empleadores encuestados consideraría la contratación de un delincuente no violento para un trabajo de nivel inicial basado en los incentivos de crédito fiscal. En HFP hemos descubierto que, además de la preparación para el trabajo, los incentivos fiscales son clave para nuestros socios empleadores porque proporcionan una sensación de seguridad. Algunos incentivos ofrecen hasta un 90% de reembolso por esta formación. Otros incentivos pueden incluir programas federales de fianzas por daños o robos.


Para los exdelincuentes, conseguir un empleo con un salario digno es uno de los retos más importantes a los que se enfrentan, lo que, de nuevo, coincide con los hallazgos de RAND. La formación que ofrecemos y los empleadores con los que nos asociamos se centran en trabajos que ofrecen un salario superior al mínimo, lo que ayuda a los exdelincuentes a

poner en orden su vida. Esto podría incluir el trabajo para ayudar a eliminar o minimizar los atrasos en la manutención de los hijos o para cubrir los gastos judiciales y las obligaciones de restitución. Además del empleo, abordamos la necesidad de transporte, vivienda y reunificación familiar. Proporcionamos botas, herramientas, una licencia de conducir comercial (si es necesario) y una identificación adecuada, mentores de pruebas y otros elementos esenciales para el trabajo cuando es necesario.


Otro hallazgo de RAND es que los empleadores prefieren trabajar con agencias de empleo que garanticen la sustitución de trabajadores cuando los candidatos iniciales no sean adecuados. En nuestro caso, si uno de los nuestros no es el adecuado, pedimos a los empleadores que no despidan a esa persona contratada, sino que nos den la oportunidad de ayudarles a superar sus deficiencias.


La investigación sugiere que suele haber resultados positivos cuando los agentes de libertad condicional, los programas de formación y los empleadores trabajan juntos para ayudar a los exdelincuentes. Estoy de acuerdo. Al incluir al agente de libertad condicional en la mesa, podemos ayudar a fomentar una relación de colaboración y apoyo entre el agente de libertad condicional y el aprendiz en un entorno más relajado.


En conclusión, después de revisar los hallazgos de RAND, me tranquiliza saber que aquí, en «Hope for Prisoners», debemos estar haciendo algo bien. Pero no consideres mi opinión como un hecho. Revisa la investigación. Pregunta a los expertos.

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