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Decenas de delegados de distintos países protagonizaron un boicot diplomático durante el discurso del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Un nutrido grupo de representantes se levantó de sus asientos y abandonó la sala en el momento en que el líder israelí tomó la palabra, dejando el recinto prácticamente vacío como una señal de protesta. Este incidente subraya el creciente rechazo internacional a la ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza.
Aunque no se confirmó una concertación previa formal, la acción, que incluyó a cerca de un centenar de delegados —entre ellos la delegación de España—, fue una visible muestra de rechazo.
Para contrarrestar la imagen, partidarios de Israel ocuparon los balcones de la Asamblea, aplaudiendo y vitoreando a Netanyahu para intentar neutralizar el repudio diplomático.
Durante su intervención, el primer ministro abordó varios puntos clave. Negó las acusaciones de genocidio y arremetió contra la ONU, a la que calificó de antisemita.
Además, defendió la continuidad de las operaciones militares, exigiendo la rendición de Hamás y la liberación de todos los rehenes, y advirtió que Israel lucharía hasta alcanzar la «victoria total», extendiendo esta amenaza a Hezbolá en Líbano. También alertó sobre la amenaza iraní y ordenó que su discurso fuera retransmitido a través de altavoces en toda la Franja de Gaza.
El clima diplomático se intensificó con una declaración del presidente de EE. UU., Donald Trump, quien, antes del discurso, aseguró que no permitiría que Israel anexione Cisjordania.
Paralelamente, una protesta ciudadana tuvo lugar en Nueva York contra la presencia de Netanyahu. Tras su intervención, el primer ministro publicó en Instagram una lista de líderes asesinados junto a una advertencia a otros, añadiendo más controversia a su postura internacional.