Jue. Abr 25th, 2024
Foto: Cortesía

En el marco del Día Mundial del Agua, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), realizó un estudio de gobernanza de agua en países de Sudamérica y Centroamérica, en un escenario del COVID-19 que ha presentado dificultades para su acceso en el uso doméstico y agrícola.

En Centroamérica, se analizó la microcuenta del río El Jute, del río Lempa, en El Salvador; la microcuenta del río Los Amates, cuenta del río Grande Zacapa, en Guatemala; y la subcuenca del río Hidrográfica Volcán-Cerro Punta, de la cuenta del río Chiriquí Viejo en Panamá.

En cuanto a Panamá, la subcuenta río Candela y la subcuenca de la región Hidrográfica, se detectó que sus usos diferentes generan conflictos entre sus usuario, además de desafíos en coordinación.

“Con el apoyo de la FAO, se ha fortalecido el marco de análisis de la gobernanza del agua en territorios agrícolas, incluyendo aspectos de coordinación institucional, ordenamiento territorial y gestión proactiva del riesgo de sequías e inundaciones, entre otros desafíos para avanzar en seguridad hídrica, seguridad alimentaria, resiliencia climática, conservación de la biodiversidad y bioseguridad, en el contexto de la pandemia de COVID-19”, dijo el coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica y Representante de FAO Panamá, Sanches Peraci.

En Guatemala, el análisis realizado en la microcuenca del río Los Amates, los principales problemas detectados, está el déficit hídrico que se incrementa con la escasez de lluvias y la contaminación y degradación de los suelos. Por lo que, el estudio recomienda avanzar en la reglamentación de la Ley General del Agua, y en sistemas de almacenamiento para el consumo y la salud ante el COVID-19.

En El Salvador con el análisis de la microcuenca del río El Jute, en el municipio de Candelaria de la Frontera, departamento de Santa Ana, en los desafíos detectados, está la falta de capacidades técnicas en temas de seguridad hídrica, resiliencia climática y seguridad alimentaria.

Mientras que, en Sudamérica se analizó la subcuenta del río Tinguiririca en Chile; y la cuenca del río Lurín en Perú. De estas, el desafío en común son los conflictos por el uso de agua dulce, por problemas de gestión y de baja disponibilidad, los cuales afectan la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y la residencia agrícola, de acuerdo al estudio de la FAO.

En Chile, con el análisis de la subcuenca del río Tinguiririca, entre las dificultades detectadas, se presentan conflictos entre usuarios. Por ello, el estudio recomienda impulsar la seguridad hídrica y alimentaria en la agenda pública, y acelerar la adaptación de estrategias de desarrollo.

En Perú, con el análisis de la cuenca del río Lurín, en el departamento de Lima, provincias de Lima y Huarochirí, se detectó que presenta alta vulnerabilidad frente al cambio climático. La FEO recomendó en su estudio avanzar en la competitividad de la pequeña agricultura; mejorar la resiliencia; y optimizar el riego.

“Además de la pandemia, la escasez y la calidad de agua se vienen agravando por la degradación de la tierra, contaminaciones y sequias. Está en juego nuestra seguridad agroalimentaria”, dijo el Representante Regional de la FAO para América Latina y El Caribe, Julio Berdegué.

Fuente: FAO

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